Tres productos del Centro de Inmunología Molecular, CIM, en la batalla contra la Covid-19

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Al intervenir en la Mesa Redonda, el director general del Centro de Inmunología Molecular, CIM, Eduardo Ojito Magaz, recordó que esta institución se involucró en la lucha contra la COVID-19 desde el comienzo de la pandemia en el país. 

El experto hizo alusión a una reunión cuando se detectaron los primeros casos con el nuevo coronavirus, donde el viceprimer ministro, Roberto Morales Ojeda, urgió a los científicos de esa institución a crear sistemas de gestión, grupos de trabajo y soluciones para enfrentar la situación.

“Una hora después ya se había creado el primer grupo de trabajo central de la COVID-19”, explicó.

El CIM se involucró de este modo en el enfrentamiento a la COVID-19, a partir de su experiencia pretérita, el dominio de la inmunología y sus productos, desde su fundación en diciembre de 1994.

Ojito Magaz aseguró que el primer producto candidato para ser utilizado por los médicos cubanos en el tratamiento a la COVID-19 fue el anticuerpo monoclonal anti-CD6 o Itolizumab, desarrollado en un principio para combatir la Leucemia Linfocítica Crónica y el linfoma cutáneo de células T.

Pero es en la comprensión de los productos y los pacientes, así como en la investigación de los científicos, que se le buscan otros nichos a este fármaco, y permite que se emplee hoy también en el tratamiento de la psoriasis y la artritis, así como en la COVID-19, precisó. 

Según el experto, el segundo producto del CIM que forma parte de los protocolos cubanos para el tratamiento del paciente grave con el virus SARS-Cov-2 es la Eritropoyetina humana recombinante. 

Este medicamento se utiliza desde hace 20 años en el sistema de salud cubano, por sus amplios beneficios en el paciente nefrológico, como cardioprotector y citoprotector.

La ventaja de estos productos —señaló— es que cuentan con grandes capacidades de producción y sistemas de gestión de calidad, además de ser fiables y seguros.

“Una industria biotecnológica del nivel que tiene Cuba sólo se encuentra en los países desarrollados. Son la biotecnología e industria farmacéutica las cuales pueden ofrecer soporte al sistema de salud”, aseguró el científico.

Ojito Magaz se refirió a otro de los productos desarrollados por el CIM desde hace dos décadas y que actualmente se emplea en el tratamiento de los casos graves con COVID-19. Se trata del Leucocin, usado en la terapia de pacientes sometidos a quimioterapia. 

Uno de los mayores atractivos de estos tratamientos es que se fabrican en el CIM y se poseen capacidades productivas suficientes para suministrar al sistema de salud, aseguró.

El director apuntó también que dichos fármacos forman parte de la cartera de exportación de BioCubaFarma, con lo cual la nación tiene garantizada la soberanía del paciente grave con COVID-19, y la capacidad exportadora que el país necesita hoy más que nunca.

“El CIM es una esperanza de salud para el paciente cubano y para muchos en el mundo. Una esperanza de vida para el enfermo de la COVID-19. Es la idea del Comandante en Jefe Fidel Castro, cuya visión de salud, gestión e industria, nos ha permitido enfrentar esta pandemia del modo en que lo estamos haciendo”, valoró.

Aunque esa institución se enfoca en la actualidad en esta pandemia, no abandona su misión enfocada en el tratamiento del paciente oncológico y las enfermedades crónicas no transmisibles, explicó el director general del CIM.

Uno de nuestros productos es la vacuna CIMAVax para el cáncer de pulmón, “que consolida un concepto: La grandeza y el atractivo del producto es su simplicidad, esencia que sorprende a los científicos del mundo”, apuntó el científico.

El CIM, que continúa trabajando en la lucha contra el cáncer, desarrolló durante varios años la biología seca, mediante la cual son diseñadas nuevas moléculas que no existen en la naturaleza para combatir estas enfermedades. “En este sentido destacan productos del centro para tratar pacientes con tumores sólidos”, añadió Ojito Magaz.

“Esta pandemia ha venido a madurar un sistema de salud con una industria consolidada, la cual nos permite enfrentar cualquier reto”, aseguró.

Al referirse al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba y la manera en que la ciencia demuestra que convivir es posible, el director contó acerca de los intercambios que ocurren a diario con científicos norteamericanos, “lo cual valida cada día la calidad de la ciencia cubana”, afirmó.

Tomado de Cubadebate

lp/minjus

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