Una organización vital para salvaguardar nuestras conquistas
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Parte de mis mejores recuerdos de la adolescencia están vinculados a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
Me siento a solas con los recuerdos y revivo aquellos días en familia, cuando de la mañana a la noche y apenas sin dormir, se respiraban aires de Revolución.
Aunque en aquellos tiempos no tenía la edad suficiente para discernir con claridad la profundidad de los planteamientos que se debatían, ver a mi abuela, mi padre, mi madre, mis vecinos más cercanos, debatir entusiastas sobre el futuro que se abría paso a la nación, solía tranquilizarme.
Hoy mientras extrañaba aquellos tiempos de caldosa, de risas, de compartir con los colegas de lucha releí parte del discurso de Fidel del memorable 28 de septiembre de 1960 y, por momentos, vaya magia del destino, lo escuché defender la naciente organización. Era como si el líder de la Revolución fuera capaz de predecir que un día como hoy, a la vuelta de 61 años, esas palabras tuvieran más fuerza que siempre.
Los motivos fundacionales de los CDR están intactos. Como antaño, el enemigo acecha y divide, se mueve entre los problemas e inconformidades y se alimenta de culpa que solo son de sus amos aunque pretendan cargárselas a la Isla.
Este día, a diferencia de otros tantos, no hubo jolgorios- este tiempo de pandemia lo impide- sin embargo quienes amamos nuestras raíces estoy seguro que recordaron tiempos de mayor bonanza y de presencias que lamentablemente ya se fueron.
Pero también comprendieron que dejar morir la organización de masas más grande de la historia patria, es algo que nuestros ancestros no nos perdonarían nunca.
Quizás por ello este 28 de septiembre vuelva a ser motivo importante para fortalecer alianzas y retomar aquellas horas de vigía constante, porque en ellos le va la vida a la Revolución de todos.
Felicitémonos, porque con el concurso de cada cubano de bien, cumplimos más de seis décadas de existencia al lado de una organización vital para salvaguardar nuestras conquistas.
