Apuntes para tiempos de sueños

A lo largo de mi profesión he dedicado numerosos escritos a la Organización de Pioneros de  Cuba y a la Unión de Jóvenes Comunistas que hoy festejan los aniversarios 61 y 60 de fundados respectivamente.

¿Qué decir entonces que no resulte reiterativo ni me obligue a recitar consignas o abordar lugares comunes y trillados? ¿Cómo homenajear a dos organizaciones a las cuales aprendí amar porque de la mano de ellas me enamoré de mi nación y sentí también por primera vez los tirones de un amor platónico?

 Fue esta una etapa bonita y vivida a mucha prisa. Hoy estábamos acampando en una loma y mañana cantando alrededor de una hoguera, pero siempre movidos por el entusiasmo de un proceso que trajo felicidad a nuestras casas y nos dio participación a todos.

 De aquella época recuerdo a mi guía de pioneros, apenas un poco mayor que yo, porque no sé si por admiración o simplemente por la atracción normal que a esa edad suele despertarse, era una de mis principales motivaciones.

 Con ella aprendí las canciones que después compartimos en las actividades  y me inicié en la organización pioneril, aunque paradójicamente recuerdo ese instante también con tristeza porque significó el adiós de una etapa única. Ella partió y nunca más volví a verla. 

Con los años me gané el derecho de militar en la Unión de Jóvenes Comunistas. Pasaba mi servicio militar en la Marina de Guerra y después de casi un año sin ver a mis familiares llegué a la casa de pase y le enseñé a mi padre, como quien conquista un gran trofeo en un torneo élite, el carné de la UJC. Me abrazó fuerte, lloró de emoción y aseguró sentirse orgulloso. Ese día celebramos por lo grande.

 Después la vida ha continuado su curso. Mi generación creció aupada por la de los hombres que hicieron posible la hazaña de alcanzar la libertad pese a la teoría de la fatalidad geográfica, y mantenerla a costa de muchos, muchísimos sacrificios. Eso en ocasiones nos hizo creer que nos tocaba ver los eventos desde las gradas.

 Pero después esa generación histórica fue cediendo paso, como es lógico, a esta otra generación de jóvenes que ahora alzan sobre sus hombros los simientes de la patria y comprendí que si vivir a la sombra de nuestros principales líderes fue hermoso, igualmente lo es compartir esfuerzos por continuar con su obra.

 Por eso hoy es un día de fiesta. Pues aún en medio de las dificultades actuales tenemos múltiples motivos para soñar con un futuro luminoso. La Organización de Pioneros José Martí  y la Unión de Jóvenes Comunistas así lo demuestran.