La enorme satisfacción de sentirse Mujer en la Cuba de hoy

Quizás la cotidianidad de los días no permita valorar en toda su magnitud la grandeza que encierra la palabra Mujer.

 Tal vez esa misma impronta impida valorar, sobre todo en estos difíciles tiempos, su poder de metamorfosis, su cualidad de quitarse en cuestión de segundo los atuendos de trabajo y convertirse en esa otra persona que, sin cobrar salario alguno y en ocasiones hasta sin reconocimiento explícito, es capaz de echarse sobre los hombros todo el peso del hogar.

 Desde pequeño aprendí a admirarlas, más allá del amor que más de una supo despertar en mí, las respeto y las quiero, porque cada una atesora lo más preciado de la humanidad: La capacidad de engendrar un hijo.

Mis compañeras del Ministerio de Justicia están adornadas con ese don. Las vemos cada día dejar sus problemas cotidianos en la casa y apropiarse de las dificultades de quienes llegan a la institución en busca de protección, o a establecer una queja.

 Las vemos también “luchar” a brazo partido por sacar adelante el proceso de informatización, porque con eso mejoran el sistema de atención de los servicios jurídicos; Están presentes en las labores legislativas que perfeccionan nuestro modelo económico- social; y están también las que con su esfuerzo nos regalan la limpieza y el embellecimiento del lugar.

 Quizás un día no es suficiente para reconocerlas. Este es un merecimiento diario. Pero este es su día y vale para decirles todo lo hermoso, que sin halagos vacíos, merecen.

 Ocho de Marzo, Día internacional de la Mujer. El Minjus se vanagloria de contar entre la mayoría de su personal a estas mujeres, quienes, en una muestra de sapiencia, comparten roles sin recelo ni reservas. Esa hermosa mezcla de sabiduría con el ímpetu de la juventud es lo que impulsa con fuerza el entusiasmo con el cual se labora.

 Felicidades. No hay palabras para encerrar en unas cuantas líneas todo lo que ustedes representan y valen.