Apuntes para un año que culmina.

Llegamos al ocaso del 2020,  un año que como dijo nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, los enemigos eternos de la Revolución nos tiraron a matar… pero no pudieron con el empuje del pueblo.

En el Ministerio de Justicia- a tono con lo orientado por el Estado y el Gobierno- enfrentamos la pandemia originada por la COVID-19 con el esfuerzo y las iniciativas de un grupo importante de directivos, funcionarios, operadores jurídicos y el personal auxiliar de sistema de justicia.

En tal sentido se adoptó la decisión  de fortalecer el control a la Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC); fueron protegidos libros, medios informáticos y recursos materiales de cada una de las instalaciones del sistema para evitar deterioros o extravíos y se acomodó el funcionamiento de los Registros del Estado Civil para situaciones excepcionales.

En reiteradas ocasiones Oscar Silvera Martínez, titular del sector, compareció ante los medios de comunicación masiva para informar acerca de  los servicios que por necesidad imperiosa funcionarían, entre esos las actividades relacionadas con la aprobación de la Inversión Extranjera; El Registro Central de Sancionados para cumplir las solicitudes de antecedentes penales de las autoridades policiales y judiciales, así como  la actividad registral Civil, exclusivamente para garantizar la inscripción de los nacimientos, defunciones y la expedición de certificaciones para los procesos de pensión por fallecimiento.

Todo eso con una estrategia ordenada, inteligente, progresiva y asimétrica que permitió cumplir con las medidas sanitarias, dar continuidad al propósito de la institución de simplificar trámites y agilizar procesos y priorizar la atención a las quejas, criterios y planteamientos de las personas.

Fue en estos difíciles días que el Minjus sacó sus reservas de efectividad y con el empleo de las distintas variables de trabajo aprobadas mantuvo la vitalidad de sus  servicios esenciales.

Hoy,  vencida esta etapa, se entra a una nueva normalidad no exenta de riesgos, pues la institución se prepara para iniciar un año que, signado por la continuación de la Covid-19, la crisis económica internacional y la agudización del férreo bloque impuesto por Estados Unidos, vaticina ser complejo y muy retador.