Código de las Familias: Votar a favor de los derechos de todos o sumarse a la campaña de descrédito de los enemigos de la Revolución

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Ministerio de Justicia
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Las redes sociales son hoy, literalmente, un campo de batalla. Los llamados medios “independientes” al servicio del amo imperial se empeñan en desacreditar al proceso revolucionario y en particular atacar, en estos momentos, al Código de las Familias tratando de empoderar una matriz de opinión divorciada totalmente de la verdad y sin puntos de contactos con los falaces argumentos con los cuales tratan de desvirtuar la novedosa y humana normativa.

 De lo que se trata, y para eso hay mucho dinero imperial corriendo, es de tratar de dividir a la nación, confundirla  y tratar de obtener un voto negativo que, según han anunciado, significaría un serio revés para el gobierno.

 Llama la atención que los mismos medios que claman una y otra vez por el respeto a los derechos humanos, afanándose por culpar a la mayor de las Antillas de violarlos, ahora se pronuncien contra un Código inclusivo que visibiliza a todos los cubanos, sin distinción alguna, y les da los mismos derechos ante la ley.

 Por tanto, al oponerse ferozmente a la Norma  apuestan por limitar o negar los derechos, por ejemplo, de la comunidad LGTB ¿Acaso para los “defensores” de esos derechos estas personas no clasifican como humanos?

 Incluso, en el afán de desacreditar y limitar el alcance del Código de las Familias, vemos en las propias publicaciones evidentes contradicciones, pues mientras algunas se pronuncian contra los derechos de esta parte de la sociedad, otra los convoca al No con el argumento de que el citado Código no les garantiza esos mismos derechos que ellos les cuestionan.

 Recuerdo con nitidez también a dos padres, casi en el ocaso de su vida, que desesperados buscaron en la prensa una solución que no podrían encontrar- porque no estaba legislado- para el caso de su hija pequeña, por demás con una severa discapacidad, a quien no tenían de manera efectiva a quien dejarla en custodia y con todos los bienes acumulados por ambos.

 “Trate de condicionar el testamento para blindar su derecho a una vida digna”, me dijo el anciano, pero no fue posible, ¿Qué será de ella si la persona que me ha dado todas las garantías de ocuparse de ella, después se desentiende de lo prometido?”

 Estas personas, por suerte todavía con vida, han apostado todo a la aprobación de una ley que, más allá de la buena voluntad, obligue mediante los condicionamientos incluidos en el testamento, a cumplir con las obligaciones contraídas. ¿Qué tiene eso de cuestionable?

 Campañas mediáticas aparte, el Código de las Familias que se someterá a referendo popular el próximo 25 de septiembre, es un reflejo de nuestra sociedad. En sus postulados no hay un solo acápite que no esté materializado en la cotidianidad de nuestros barrios.

 Los enemigos acérrimos de la Revolución convocan al No, precisamente, porque una norma inclusiva como esta reforzará la unidad de los cubanos y eso va en contra de sus propósitos. Yo, desde estas páginas no voy a convocar a una definición, solo pretendo llamar a la reflexión.

 El voto es suyo, la decisión también. Este domingo cada quien tendrá la alternativa de sumarse a la campaña de descrédito contra la humana normativa o votar a favor de la inclusión social por el derecho de todos a una vida mejor sin exclusión de ningún tipo. Usted tiene la palabra.

Etiquetas
Código de las Familias
Fuente
Enrique Valdés

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