Consulta Popular del Proyecto del Código de las Familias

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Código de las familias
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El pueblo tiene la palabra

 Durante este tiempo de Consulta Popular del Proyecto de Código de las Familias hemos encontrado las más diversas opiniones, la mayoría, bien intencionadas, han expresado dudas, solicitado ampliación de algunos temas y hasta sugerido modificaciones u omisiones que consideran necesarias.

 Otras, nada constructivas, atacan el Proyecto incluso sin siquiera leérselo y tratan de levantar trabas, porque con ellas pretenden minar la necesaria unidad del pueblo cubano.

 Es lógico que una normativa tan amplia encuentre disímiles maneras de interpretarla, también es lógico que algún que otro aspecto genere polémica y hasta desacuerdos, polémicas y desacuerdos que quizás deban resolverse en las urnas a las cuales estamos convocados para decidir o no su aprobación.

 Sin embargo, desde esta posición no invito a la aceptación ciega sino al concilio necesario, al estudio de la importante normativa y a poner en una balanza cuánto de positivo ofrece para el desarrollo de las Familias cubanas y la defensa de sus derechos, contra aquellos aspectos que pudiéramos considerar inadmisibles.

En lo particular, me motiva los derechos que propone para la  infancia y la adolescencia dentro del ámbito familiar- algo novedoso que no está en el vigente código- así como la promoción del interés superior de niñas, niños y adolescentes- tal y como estipula la Convención sobre los Derechos del Niño- porque a falta de una norma jurídica, ha obligado a los Tribunales a echar mano de ella para adoptar una decisión beneficiosa para los menores. 

Como abuelo me motiva además la manera en que el Código regula nuestro rol y defiende el de otros parientes afectivamente cercanos ¿Acaso eso no preserva los derechos de una buena parte de los cubanos, precisamente en un momento en el cual padecemos los síntomas clásicos de una sociedad que envejece?

“Por si los beneficios fueran pocos,  regula también cualquier tipo de discriminación y cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar. ¿Podría alguien estar en desacuerdo con apoyar una norma que garantice la integridad de nuestros menores y les propicie crecer en un ambiente sano y de paz, lejos de maltratadores? ¿Igualmente cuántas mujeres y ancianos no tendrían una regulación a la cual asirse cuando la vía afectiva le cierren  los caminos?

Aplaudo la ampliación de los tipos de parentesco. ¿Sería justo que una persona que ha dedicado parte de su vida a criar y mantener a los hijos de su pareja carezca ahora de derechos por el simple hecho de no estar ligados por lazos sanguíneos? ¿Acaso alguien pudiera negar los fuertes vínculos socio-afectivo sustentados  en la voluntad y el comportamiento entre personas vinculadas afectivamente sobre la base de una relación estable y sostenida en el tiempo? ¿Su reconocimiento no constituye una de las fortalezas del citado Código?

 Si el Código, como se afirma, se parece a la realidad de las familias cubanas, muchos de nosotros- la mayoría estoy seguro- nos encontraremos reflejados  en sus postulados, ¿vamos entonces a negarnos la posibilidad de contar con un instrumento jurídico que pudiera convertirse de la noche a la mañana en garante de nuestros derechos ante cualquier conflicto?

El pueblo tiene la palabra.

Etiquetas
Código de las Familias
Fuente
Enrique Valdés

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