Cuba festeja el Día de los Derechos Humanos en medio de feroz campaña subversiva

Como era de esperar, de los medios de desinformación masiva “independientes” llegan notas descalificativas del proceso revolucionario cubano.

 La fecha se pinta sola para renovar su ataque contra la Isla después de que el sonado fracaso de la convocatoria a la marcha del pasado 15 de noviembre y la pavorosa estampida de su ¿líder? hacia España dejara literalmente colgada de la brocha toda la campaña subversiva montada por y desde Estados Unidos y algunos de sus países aliados.

Esa es ya una vieja estrategia destinada, como en otras ocasiones, al fracaso. Es recurrente,  desde hace varias décadas, culpar a la Isla de las peores atrocidades, pues esto le ha servido de soporte mediático a la política de Washington para mantener y reforzar, incluso, el bloqueo económico, financiero y comercial en su declarado propósito de rendir por hambre y enfermedades al pueblo y lograr un cambio de gobierno.

 Este 10 de diciembre, Día internacional de los Derechos Humanos,  Cuba  amaneció de fiesta aún en medio de las dificultades económicas derivadas en buena medida por la agresión imperial y la pandemia de la COVID-19 que asola al mundo.

 Desde las primeras horas de la madrugada las personas salieron a sus actividades normales, los niños se marcharon a sus escuelas y en ninguna de las calles se observan mendigos o menores “luchando” kilo a kilo por la vida, pues gozan de la protección estatal nacida de una Constitución que en correspondencia con la Convención de los Derechos del Niño, garantiza su pleno desarrollo.

Sin embargo en un día como hoy no podemos cerrar los ojos a la insidiosa propaganda contra la Mayor de las Antillas.

 Otra vez el país “campeón” de los derechos humanos grita hacia afuera, quizás también para evitar que sobre su débil tejado caigan argumentos que lo destruyan en pedazos.

¿Por qué, si la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas en el año 1948, protege a  todas las personas sin importar donde estén,  Estados Unidos no se mira por dentro primero y resuelve el tema de los inmigrantes presos en sus centros de detención y de los niños separados criminalmente de sus padres por esa causa e internados también en centros que asemejan las condiciones de los campos de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial? ¿Por qué a una buena parte de los norteamericanos no se les permite el acceso al sistema médico? ¿Será que para ese “piadoso” sistema los pobres no son humanos?

¿Acaso en este “paraíso”  el racismo, la violencia policial contra la comunidad negra, el KKK  no actúan con total impunidad? ¿En nombre de qué derechos humanos se habla desde la Casa Blanca?

  ¿Olvidó la administración norteamericana la sangre de niños, mujeres y ancianos derramada por las bombas made in usa en los más “oscuros rincones del planeta”; olvidaron las nefastas imágenes de los centros de tortura secretos que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) mantiene por todo el mundo? ¿Y Guantánamo? ¿Podría explicar ese gobierno si quienes continúan allí en un limbo jurídico y sujeto a los más degradantes tratos los considera humanos? ¿Por qué no les respetan el derecho, al menos, al debido proceso y a un juicio justo?

En su cacareado ataque y en las condenas por la supuesta intromisión de Cuba en otros países del continente, la actual administración yanqui parece haber olvidado el apoyo brindado por Estados Unidos al golpe de estado contra el presidente chileno constitucionalmente electo Salvador Allende y el acompañamiento a la dictadura de Pinochet que tanta sangre inocente le costó a ese pueblo.  Olvidó además su apoyo al golpe de estado en Bolivia contra el gobierno legítimo de Evo Morales, los intentos de asesinato a Nicolás Maduro, presidente constitucional de Venezuela, y su complicidad con los terroristas que a diario se pasean por Miami  con las manos manchadas de sangre.

Los vecinos del norte claman ahora por elecciones justas en Cuba ¿De verdad quieren competir en ese tema cuando su finalizada contienda electoral, al igual que la que llevó a George Busch Junior a la Casa Blanca, estuvo perennemente signada por denuncias de fraude y hasta de un intento de golpe de estado por las fuerzas más extremistas? ¿Elecciones justas donde en ocasiones los candidatos se alzan con la presidencia sin contar con el apoyo popular y prometen hasta el cansancio, como lo ha hecho la administración de Joe Biden, lo que después por lo general no le cumplen a su base de votantes?

Hoy duele constatar cómo preceptos humanistas nacidos con el fin de garantizar el derecho a la vida, la igualdad ante la ley, la libertad de expresión, al trabajo, la seguridad social y la educación, entre otros, se han prostituido bajo el doble rasero impuesto por el llamado Primer Mundo.

 Mientras tanto Cuba seguirá con el rumbo decidido por la mayoría de los cubanos que aprobaron la Carta Maga Socialista en el año 2019, desmontando las campañas subversivas del imperio y sus lacayos y respetará, como siempre lo ha hecho, las garantías constitucionales amparadas en una amplia gama de derechos, de los cuales su población goza hoy sin distinción de raza, credo o sexo.