Día del jurista. Una celebración diferente pero necesaria

El 8 de junio se instituyó como Día del Trabajador Jurídico en homenaje a Ignacio Agramonte, El Mayor, que un día como hoy pero del año 1865 defendió su tesis de Grado para recibirse como licenciado en Derecho Civil y Canónico.

Hoy celebramos la fecha sin los tradicionales festejos, sin apretones de manos, sin abrazos ni besos.

 Celebramos este 8 de junio una importante fecha en medio de esa peligrosa pandemia que tantas vidas le ha arrebatado al mundo. No obstante festejamos porque los trabajadores del sector jurídico, aún en medio de tan complicada situación epidemiológica, no han abandonado su trinchera ni descuidado su labor.

 Por tanto, como el año anterior, está será una celebración distinta, pero celebración al fin en la cual  se reconocerán, como ya es tradicional,  los resultados de la Organización, los colectivos más destacados,  los avances en materia jurídica y en la atención a la población, todo eso porque los logros son palpables.  

La fecha servirá también para que en medio de esta guerra ideológica y el abierto apoyo a la subversión interna por parte del gobierno de Estados Unidos y sus satélites mundiales, reconocer  y recordar al Jurista Mayor, al Comandante Invicto Fidel, fundador y Presidente de Honor de la Unión Nacional de Juristas de Cuba y el más digno ejemplo de lo que deben ser los profesionales del Derecho.

 Será momento propicio además para mirarse por dentro, para repensar conductas y valores éticos, para reflexionar acerca de cuánto más podría hacerse en función de la calidad de los servicios jurídicos y en el fortalecimiento de la formación ideológica de los jóvenes que hoy prestigian el sector y que son la garantía de continuidad de la justicia revolucionaria.

 Este 8 de junio los trabajadores jurídicos celebrarán igualmente su fecha en medio de nuevos escenarios de combate. José Martí afirmó que la guerra que se hace a pensamiento a pensamiento debe ganarse y esa es ahora una de las tareas de los profesionales del sector, sumarse a esa batalla con argumentos eficaces, con la verdad como principal arma.