El mundo dice no al bloqueo
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Cuando hoy la Asamblea General de las Naciones Unidas vote el proyecto de Resolución cubano “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por Estados Unidos contra Cuba, el gobierno norteamericano volverá a quedar aislado por 29 ocasión consecutiva.
Lejos está el año 1992 cuando la Mayor de las Antillas presentó a la comunidad internacional por primera vez esta Resolución condenatoria, aprobada en esa ocasión por la inmensa mayoría de los miembros de la ONU.
Desde entonces, y haciendo caso omiso a los reclamos mundiales, las distintas administraciones norteamericanas lejos de desmantelar la demencial política propia de tiempos de guerras ha recrudecido de manera enfermiza cada una de las medidas extraterritoriales.
En conferencia de prensa, efectuada hace apenas unas horas, el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla reiteró el apoyo de la Isla al fortalecimiento del multilateralismo- tan necesario en tiempos de pandemia- así como el respeto irrestricto a los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.
Por su parte la Unión Europea hizo saber a Antonio Guterrez, Secretario General de la ONU, su posición de rechazo contra el carácter extraterritorial de esa política, tal y como lo ha hecho de manera sistemática en años anteriores, porque la medida viola reiteradamente las reglas aceptadas en el planeta para el comercio internacional.
Además se pronunció por mantener su Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación con Cuba e instó a Estados Unidos a dejar de aplicar presión sobre los inversionistas extranjeros interesados en negociar con la Isla, expresando su intención de utilizar instrumentos de protección para defender a sus naturales y a sus compañías.
Miércoles 23 de junio, Cuba ganará otra vez la votación contra el bloqueo porque le asiste la razón, porque esa criminal política asfixia al pueblo cubano y porque la extraterritorial medida lesiona la soberanía mundial.
Los “campeones de los derechos humanos” volverán a quedar solos hundidos en su soberbia. Un severo golpe moral contra un gendarme internacional que pretende predicar una moral que no tiene.