Homenaje cotidiano a héroes de todos los días

Durante 20 años ha andado y desandado los pasillos del Ministerio de Justicia inundado con su jovialidad la impronta del trabajo y aportado a la institución entrega, pasión y constancia.

Francisco Antonio Alea Fernández, hoy Director de Organización, Planificación e Información del MINJUS, le impone un ritmo a su labor que cuesta trabajo identificarlo con los 70 años de vida que carga sobre los hombros.

Graduado de Ciencias Biológicas hace ya 45 años, a simple vista podría no entenderse ¿qué hacía en el MINJUS?, sin embargo sus resultados como investigador auxiliar en el Centro de Investigaciones Jurídicas, la labor desplegada como asesor de la Viceministra Esther Recio, los años cumplidos en calidad de especialista del Ministro y después su promoción hace tres años al cargo que actualmente ocupa, avalan con creces su estancia. 

Cuando a propósito de festejar este 8 de junio el Día del Trabajador Jurídico le preguntamos sus motivaciones para mantenerse en el Centro, hizo una especie de sonrisa y no dudó en responder: “Ser útil a mi país y contribuir en todo lo que esté a mi alcance al buen funcionamiento del Ministerio”.

A lo largo de su trayectoria Alea Fernández recuerda con cariño aquellos años entre el 2009-2017, dedicados al contacto directo con las direcciones Provinciales de Justicia, porque lo hicieron crecer profesionalmente y conocer personas muy dedicadas a su labor y valora como muy positivas las visitas sistemáticas a las unidades de prestación de servicios de La Habana, en las cuales percibe directamente cómo marcha la atención a la población y cuánto más  puede hacerse para mejorarla.

También guarda momentos muy dolorosos relacionados con la pérdida física de valiosísimos compañeros de trabajo con quienes compartió trincheras en las más disímiles causas.

Ahora hace una pausa y mueve la cabeza a los lados como para alejar la tristeza, escudriña en su memoria y con voz más pausada afirma que entre las perspectivas que tiene en el MINJUS está la de contribuir, con sus modestísimos esfuerzos, al declarado propósito de convertirse en una institución de excelencia de cara a la sociedad.

“Así percibo al Ministerio de Justicia, como un Organismo de la Administración Central del Estado que agrupa a personas sencillas y capaces de cumplir con las funciones asignadas, de resistir cualquier contingencia y de hacerlo avanzar, incluso en el peor de los escenarios y en las más difíciles circunstancias”.