La juventud de hoy y los retos de siempre

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¿La juventud está perdida? Confieso que aunque ya es un tema manido, escuchar la frase en medio de una larga fila donde la indisciplina provenía de edades etarias ajenas a esta que satanizaban me causó estupor.
¿Les molestará la risa? ¿O acaso el desenfado propio de la edad?, lo que fuera nada de lo que sucedía en mi entorno justificaba aquella afirmación.
Traté de mantenerme al margen. Pero no pude. En esencia aquella contagiosa sonrisa y los ruidos propios de esa hermosa generación, por la que todos necesariamente pasamos, aunque haya quien lo ha olvidado, despertaban nostalgias pasadas.
Y entonces recordé que a mi generación también la calificaron algunos de perdida, tal vez por muchos menos fundamentos.
Miren, atiné a objetarles, nosotros jugábamos en la calle, en ocasiones cuando el ambiente deportivo se caldeaba hasta gritamos más de lo que estos muchachitos hacen ahora y por qué no admitirlo, muchas veces, en desacuerdo por alguna acción o jugada del contrario, hasta intercambiamos una suerte de manotazos que nunca fueron más allá del forcejeo barato.
Por si no lo saben, osé decirles, hoy es cuatro de abril, día de la fundación de dos organizaciones juveniles vitales para los cubanos: la de la Organización de Pioneros José Martí y la de la Unión de Jóvenes Comunistas, por eso en sus escuelas es un día atípico. Es una fecha de fiesta.
Yo conozco, les dije, a buena parte de esos jóvenes, entre ellos los hay con notas sobresalientes, y todos son pioneros que aman su Revolución y abogan por crecer en una Patria libre. ¿Qué tiene de malo que jueguen en sus ya pocos ratos de esparcimiento?
Esos mismos a quienes critican estaban hace unos minutos hablando de su trabajo práctico, de temas a acometer como el del asalto al Cuartel Moncada, la Historia me Absolverá, el Desembarco del Granma, y lo hacían con tanta naturalidad como si se tratara de temas cotidianos de cada día. ¿Acaso no los oyeron?
En mi época de adolescente mi familia solía decirme que nosotros éramos el futuro de la Patria. Y mi generación supo sumarse a la construcción de la sociedad que aspirábamos, aunque, por aquellos años, tuvimos la oportunidad de crecer bajo la guía de Fidel y eso lo hizo todo más fácil.
Hoy el reto es mayor. La Generación Histórica del Moncada, el Granma y la Sierra ya casi no está entre nosotros, por tanto, toca a jóvenes como esos que ahora jugaban aquí tomar el batón del relevo y llegar a la meta de unos sueños por los cuales tantos buenos cubanos ofrendaron su vida.
No los juzguen tan fuerte. Esa juventud, constituye la mejor garantía de continuidad. Ellos serán quienes defiendan, también con su vida si es preciso, aquella libertad que les legaron los fundadores de la Patria. La Juventud no está perdida. Está hoy más presente que siempre.