Mella, símbolo de la juventud cubana y antiimperialista.

El 10 de enero de 1929 fue asesinado en México por esbirros al servicio de la dictadura de Gerardo Machado, el joven cubano, Julio Antonio Mella.

Sus últimas palabras al ser ultimado fueron: “Muero por la Revolución”. Contaba entonces con 26 años de edad, pero su fecunda vida al servicio de las causas justas, de las reivindicaciones de los estudiantes y el proletariado le valieron la admiración y el respeto de su pueblo.

Nació en La Habana el 25 de marzo de 1903, y desde adolescente mantuvo preocupaciones e inquietudes ante las injusticias del gobierno de turno. Y para 1919 escribe en un diario ideas y frases que mostraban desde entonces su sentir profundamente antiimperialista.

Resultó ser un destacado deportista obteniendo logros durante su estancia en la Universidad de La Habana.

En la casa de Altos Estudios tuvo un significativo rol en el Movimiento de la Reforma Universitaria, se pronunció por depurar a los corruptos y por mejoras en los programas de enseñanza.

Fue también un ferviente opositor de la entrega del título Honoris Causa al entonces embajador norteamericano Enoch Crowder, viéndolo como un acto de servilismo al imperialismo yanqui.

De igual manera, fue partícipe de la fundación de la Federeración Estudiantil Universitaria (FEU), en 1922, y dirigió durante un tiempo la revista Alma Mater, órgano de la juventud en el recinto universitario.

Es uno de los organizadores del Congreso Nacional de Estudiantes y fundó la Universidad Popular José Martí, con lo cual logró la vinculación de los estudiantes con los obreros, facilitando que pudiesen estos últimos alcanzar una carrera de nivel superior.

En los años 20 del pasado siglo estrecha relaciones también con Rubén Martínez Villena con el cual interactúa en actividades políticas, lo cual contribuye además en esa etapa a radicalizar su pensamiento revolucionario.

Electo Presidente de la FEU golpeó con sus declaraciones a la tiranía, denunciando los flagelos de la sociedad en esa era “republicana”, caracterizada por la corrupción y el servilismo a Washington.

Inmerso en su accionar contra el régimen ingresa en 1924 a la Agrupación Comunista de La Habana con Carlos Baliño, y en 1925 integra el Primer Partido Marxista Leninista. Para entonces sus ideas están estrechamente relacionadas con la lucha de clases, el pensamiento comunista, y con la Revolución de Octubre, acontecida en Europa.

Un año después crea la Sección Cubana de la Liga Antiimperialista de las Américas, desde donde demanda, entre otros asuntos, la devolución de la Base Naval de Guantánamo, usurpada por los Estados Unidos. El pensamiento marxista y martiano están reflejados en la obra de Mella.

Un acontecimiento que mostró la firmeza del joven comunista fue el lanzarse a la bahía al conocer que un buque soviético había llegado a las aguas capitalinas y no tenía el permiso de Machado para entrar al puerto. Al llegar a la embarcación intercambia con la tripulación la bandera cubana con la roja, y días posteriores publica sus emociones sobre dicho encuentro en un artículo denominado: “Cuatro horas bajo la bandera roja”.

Fue perseguido con saña por el gobierno machadista que lo encarcela con pretexto de terrorismo, acusándolo de intentar poner una bomba en el Teatro Payret. Y ante su desconcierto inicia una huelga de hambre, durante 19 días, que estremeció al país por las condiciones precarias en que estuvo. Villena airado sale en defensa de Mella y declara al tirano como un “Asno con Garras”, logrando saliese bajo fianza.

La persecución en su contra se arrecia y se ve precisado a viajar al exterior, a Honduras primero, hasta luego establecerse en México, donde por mandato del dictador fue asesinado.

Mella es símbolo de la juventud cubana que continúa su legado antiimperialista y emancipador, salvaguardando la independencia de esta Patria libre y soberana que él soñó, y por la cual ofrendó su vida.