Mi Camilo de todos los días

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Camilo Cienfuegos
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Era apenas un niño cuando desapareció Camilo, sin embargo a lo largo de los años nunca he podido precisar si aquel dolor que sentí cuando supe la noticia era mío totalmente o estuvo permeado por aquella sensación de angustia que se respiró por esos días.

 Lo cierto es que fue algo muy intenso y tan vívido que a pesar de los 62 años trascurridos todavía guardo esas imágenes.

 Recuerdo que la mañana en que por error se corrió la noticia de su aparición, todos en la guagua de la escuela nos abrazamos, reímos y repetíamos una y otra vez ¡apareció Camilo! Después todo fue más triste. Un retorno insoportable al silencio.

 Si me preguntaran qué sabía yo de Camilo Cienfuegos Gorriarán por aquel entonces tendría que reconocer que muy poco. Conocía de su sombrero alón, de su amor por los niños, de su valentía a toda prueba, de su lealtad a Fidel, aunque ese conocimiento no encerrara el dominio pleno de su figura.
  Una mañana de un 28 de octubre de un año que no preciso, le pregunté a mi abuela por qué le tirábamos flores al mar si ya el no podía verlas, ella sonrió y solo me dijo, un día tu mismo encontraras esa  respuesta.

 Y la hallé otra mañana similar de octubre ante una idéntica pregunta de mi hijo. Solo no ven las flores las personas que ya murieron, le dije, pero Camilo está vivo, de no estarlo ya nadie se acordaría de él ni vendría a rendirle homenaje. Las flores son algo así como un canto a la eternidad.

 Quizás no me entendió. Pero no dijo más nada, levantó en silencio la flor y la arrojó con fuerza al mar. Después la miró perderse en la espuma blanca que rompía en las rocas.

 Hoy la pandemia de la COVID-19 quizás limite las manifestaciones de pueblo que cada año tiñen de color el mar, pero las generaciones que crecimos bajo la impronta del Señor de la Vanguardia o el Héroe de Yaguajay, como también se le conoce, junto a las más noveles, donde quiera que estemos le enviaremos un simbólico ramo de amor y reconocimiento consciente, como dijera nuestro Héroe Nacional José Martí que “ La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida".

 

Etiquetas
Camilo Cienfuegos
Fuente
Enrique Valdés

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