A propósito del Código de las Familias
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Nuevos motivos que refuerzan la convicción del Sí
Cada día, mientas me adentro en los postulados del nuevo Código de las Familias descubro otros motivos para votar a favor de su aprobación el próximo 25 de septiembre.
A lo largo de mi extensa carrera tropecé en varias ocasiones con temas sensibles como el relacionado con la atención a menores discapacitados y la preocupación de sus padres sobre su futuro lejano.
Recuerdo que hace unos meses una madre, en el ocaso de su vida, me preguntó cómo podría garantizar la atención al hijo pues en la ley no encontró resquicio seguro.
Confieso que en ese momento todavía no me había enfrentado a lo preceptuado por el entonces todavía proyecto del Código de las Familias y la vi marchar de mi casa con la frustración en el rostro y el dolor de la incertidumbre rasgándole el pecho.
Hace unos días el programa Familias, que conduce la prestigiosa Psicóloga Patria Arés Muzio, abordó la situación de un hombre, que después de la muerte de la esposa y presintiendo el final cerca, buscó en vano como condicionar a su heredero a la atención a su hija discapacitada.
Dueño de una casa grande y hermosa, reformada para eliminar barreras arquitectónicas que impedían el libre desplazamiento de la silla de ruedas de la niña, su preocupación mayor era que la persona a quien se la dejaría decidiera permutarla para un sitio más cercano a la capital y la desarraigara de sus comodidades y gustos.
Pensó dejarle todo su patrimonio a alguien de confianza que se dedicara a ella, pero el abogado le informó que las herencias no podían condicionarse. Y así, de la noche a la mañana, comprendió que la garantía del futuro de su pequeña quedaba a la buena voluntad del heredero, porque legalmente no podía exigirle algo al beneficiario de sus bienes.
En ese mismo programa, la intervención de la Dra. Joanna Pereira Pérez, titular de Derecho Civil y Sucesiones de la Universidad de La Habana, me recordó algunos de los casos atendidos desde la redacción del periódico e, incluso, de aquel relacionada con la vecina que partió desconsolada de mi casa. Y es que como ella dijera, el Código de las Familias, a partir de las instituciones y novedades que introduce, también repercute en materias del Código Civil, como el relacionado con el tema de las Sucesiones.
Lo ocurrido a este padre es recurrente y estamos en la obligación, desde el Derecho, de crear herramientas que garanticen a la familia la tranquilidad de saber que sus hijos quedarán a buen recaudo cuando, por ley de la vida, ellos ya no estén, puntualizó la Dra.
Y es aquí donde el Código delas Familias, con su visión integradora y de garante de derechos para todos, ofrece la alternativa de un cambio en el régimen del Código Civil que permite al testador incluir las condicionantes que hoy no le son permitidas y, en consecuencia, garantizar que el cumplimiento de sus decisiones no dependan de ninguna otra opción.
Recapacito sobre estos aspectos y no puedo evitar preguntarme: ¿Cómo me sentiría si al final de mis días, y en la misma situación que esas personas, no pudiera garantizarle el futuro a mis hijos?
El Código de la Familias es amplio, se parece más que todo a nuestra realidad, pero si aunque solo fuera por este humanitario aspecto, mi voto sería por el Sí, qué decir entonces de este comprometido texto que aspira a contribuir a la construcción de una sociedad mejor.
El voto es algo individual, muy inherente a la persona, pero es también compromiso con nuestros semejantes, con nosotros mismos, con nuestro entorno. Por eso también votaré por el Sí el próximo 25 de septiembre.