A 40 años de la muerte del Presidente Osvaldo Dorticós Torrado
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En el recibimiento a Dorticós después de participar en la XVII Asamblea General de la ONU, el Comandante en Jefe Fidel Castro dijo: «nuestro Presidente podía ir allí, como fue, con la frente en alto, desafiando, desafiando la hostilidad y la provocación de los imperialistas, desafiando los insultos, desafiando sus groserías, porque tenía fuerza moral y tenía verdades más que suficientes para pronunciar allí, y sentar, como lo hizo, en el banquillo de los acusados, al imperialismo yanqui
Osvaldo Dorticós Torrado fue presidente de Cuba durante 17 años, desde el 17 de julio de 1959 hasta el 3 de diciembre de 1976, año en que al promulgarse la Constitución Socialista fue nombrado vicepresidente del Consejo de Ministros, cargo que ocupó hasta su muerte, el 23 de junio de 1983.
Nació el 17 de abril de 1919 en Cienfuegos, en el seno de una respetada y acomodada familia, lo que le permitió estudiar sin privaciones económicas y graduarse de abogado en 1941, con 22 años. Durante sus estudios fue un activo dirigente y participó en numerosas protestas y acciones estudiantiles.
En 1948 ingresó en el Partido Comunista, donde trabajó como asesor jurídico y, a través del partido, se presentó a las elecciones municipales. Después dirigió el movimiento revolucionario en Cienfuegos, pero fue detenido. Enfrentó el golpe militar del 10 de marzo de 1952, por lo cual estuvo detenido en varias ocasiones.
Siendo coordinador del Movimiento 26 de Julio en su ciudad natal tras la insurrección de Cienfuegos, el 5 de septiembre de 1957 resultó apresado nuevamente. El Colegio Nacional de Abogados, del que fue su presidente, logró su libertad y entonces partió al exilio en México, donde permaneció hasta que triunfó en 1959 la Revolución comandada por Fidel Castro, momento en el que decidió volver a la Isla.
El 9 de enero de 1959 el presidente provisional Manuel Urrutia lo nombró Ministro Encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias, en una sesión extraordinaria del Consejo de Ministros, por su destacado nivel profesional y activa presencia en la lucha contra la dictadura batistiana.
Al renunciar Manuel Urrutia fue designado por el Consejo de Ministros para asumir la Presidencia de la República. Perteneció a la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas desde su creación hasta su disolución y junto con sus obligaciones presidenciales, el 21 de julio de 1964 pasó a dirigir la Junta Central de Planificación.
Al asumir el Comandante en Jefe Fidel Castro la fusión de los cargos de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, establecida por la Constitución en 1976, la Asamblea Nacional del Poder Popular designó a Dorticós vicepresidente del Consejo de Ministros y miembro del Consejo de Estado. En enero de 1980 resultó ratificado en estos cargos y además asumió el Ministerio de Justicia y la atención de las funciones del Comité Estatal de Normalización y el Sistema de Órganos de Arbitraje.
Fue diputado a la Asamblea Nacional y miembro del Comité Central y del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.
En el recibimiento a Dorticós después de participar en la XVII Asamblea General de la ONU, el Comandante en Jefe Fidel Castro dijo: «nuestro Presidente podía ir allí, como fue, con la frente en alto, desafiando, desafiando la hostilidad y la provocación de los imperialistas, desafiando los insultos, desafiando sus groserías, porque tenía fuerza moral y tenía verdades más que suficientes para pronunciar allí, y sentar, como lo hizo, en el banquillo de los acusados, al imperialismo yanqui».
El 23 de junio de 1983, hace 40 años, Dorticós se privó de la vida en momentos en que presentaba un gran y progresivo deterioro total de su salud, sumado al fallecimiento de su esposa María de la Caridad Molina. Era en esos momentos víctima de penosos dolores físicos, derivados de una grave afectación en la columna vertebral con perspectivas de agravarse y dejarlo inválido. El 10 de julio de 1975 había sido intervenido quirúrgicamente en la región lumbar.
El pueblo cubano y el gobierno acompañaron sus restos hasta el Cementerio de Colón en reconocimiento merecido por la obra que ayudó a construir durante los primeros 24 años de Revolución.
