Cuba: Donde los niños nacen para ser felices

 Quizás el sol brilló hoy un poco más fuerte. Quizás el calor habitual se sintió con mayor fuerza. Quizás este tercer domingo de julio brillo y calor se hermanaron en la celebración del Día del Niño en Cuba.

 De cualquier manera  este archipiélago quedó pequeño a la alegría desbordante de los niños que salieron a parques, teatros, sitios públicos,  a compartir con magos, payasos, malabares, juegos participativos, la emoción de vivir  en un país dónde ellos constituyen el eslabón más importante de toda una sociedad.

Bastó con levantarse temprano empujado por  la algarabía de los pequeños , y realicé de la mano de uno de mis nietos  un sencillo recorrido,  para constatar el optimismo de esos niños que cansados del sueño reparador salieron en su día en busca de su aventura cotidiana.

 Sin embargo esta jornada, aunque especial por su trasfondo, no difirió mucho de lo ocurrido ayer, ni antier, ni cualquier otro día normal del año y eso solo es posible porque esta celebración tiene en lo cotidiano su grandeza y porque ella está sustentada en  el respeto al derecho de eso muchachos a reír, bailar, pasear, compartir con sus compañeritos sin otra preocupación que lacere su inocencia.

 A diferencia del pasado año, cuyas restricciones por la pandemia de la COVID-19 aconsejaron limitar los festejos, hoy el único contagio posible fue el de la risa desbordante de una infancia que sueña libre y aspira a crecer y desarrollarse en un mundo de paz.

Esos niños que “asaltaron” los lugares de esparcimiento de este bello e indomable Caimán, no se parecen para nada a otros que en la actualidad, en varias regiones del planeta, viven bajo el asedio y la explotación sexual, se ven obligados a abandonar la escuela para trabajar en busca de sus sustento o mueren de enfermedades curables por falta de atención médica.

 Cuba, aún expuesta a una brutal batalla mediática en la cual los medios  de desinformación masiva al servicio del imperio llenan de falsas noticias los mayores espacios de las redes sociales y las páginas amarillas de medios incendiarios, accedió a la fecha con sus niños vacunados contra la COVID-19, y  con las garantías de una educación y salud gratuita que no por vilipendiadas  son menos efectiva. 

 Por todo ello, este 17 de julio, Día de los Niños, ha sido un buen motivo para estimular el rescate de juegos tradicionales, el esparcimiento sano, el contacto con la naturaleza y el  intercambio con otros infantes, sobre los principios de que una sociedad como la cubana está sustentada, sobre todo, en los valores que desde pequeños se les inculcan a sus niños y niñas, como los del compañerismo, la solidaridad y el amor a su patria.
 

En Cuba cobra cada mayor vigencia el postulado Martiano de que los niños nacen para ser felices.