“¿Era Camilo un martiano?”

“¿Era Camilo un martiano?”

Nombre: Leandro Carreño Rojas

Edad: 27

Provincia: Sancti Spíritus

Municipio: Sancti Spíritus

Ocupación: Profesor de Atletismo en el Combinado Deportivo “Julio Antonio Mella”

Quiero comenzar disculpándome con los historiadores, ya que no soy especialista en la materia, aunque soy un profundo amante de la historia sobre todo la nuestra, la cubana. ¿Era Camilo un martiano? Pues no podría asegurar que “el señor de la vanguardia” haya devorado las obras de nuestro apóstol, ya lo dijo Fidel: “…no tenía la cultura de los libros, pero si la inteligencia natural del pueblo…” Lo que si no puede quedarle dudas a nadie, es que CAMILO FUE UN PROFUNDO FIDELISTA, Y NO SE PUEDE SER FIDELISTA SIN SER MARTIANO. Decir lo contrario, sería una contradicción.

José Martí reunió en su obra y actuación lo mejor del pensamiento cubano que le antecedió, y fue su genio lo que revolucionó todas estas corrientes, encauzándolas al fin supremo de libertar a la patria basándose en la unión tantas veces rota anteriormente. Fidel fue su mejor discípulo convirtiéndose en el único cubano que pudo llevar a término el proyecto martiano, actualizándolo y llevándolo a su máxima expresión. Camilo, hombre humilde y de pueblo, siempre se sintió identificado con el pensamiento de nuestro Comandante, profesándole una lealtad casi religiosa, que dejó estampada en su inmortal frase: “Más fácil me será dejar de respirar, que dejar de ser fiel a su confianza”

El Comandante de la “eterna sonrisa”  fue agredido por agentes batistianos, detenido y fichado en el Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC), al ser reprimido el homenaje a José Martí convocado el 28 de enero de 1956, en el Parque Central de La Habana, por la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). De procedencia humilde, Camilo tuvo desde la niñez una educación patriótica y de fuertes valores cívicos y por razones económicas no pudo realizar estudios superiores. Igualando el drama épico Abdala, al llamado de la patria oprimida por traidores y ladrones, se incorporó con los revolucionarios que partirían en el Granma por una Cuba libre y soberana, porque para él como para Martí, el amor a la patria, no era solo “el amor ridículo a la tierra”. Una de las frases icónicas de nuestro Héroe Nacional, de esas en la que a pesar de su brevedad, contiene un amplio significado es: “Honrar, honra”, y el “Héroe de Yaguajay” como haciendo suya esa enseñanza, en su último discurso el 26 de octubre de 1959 afirmó: “De rodillas nos pondremos una vez, y una vez inclinaremos nuestra frente, y será el día que lleguemos a la tierra cubana, que guarda veinte mil cubanos, para decirles: ¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no cayó en balde!”

Pues mi más profunda convicción es que Camilo, el hombre de las mil anécdotas, si fue un martiano.