Invasión mercenaria por Playa Girón

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Otra afrenta en contra del Derecho Internacional

Mientras la manipulación de los medios de desinformación masiva al servicio imperial se esfuerza por satanizar a los movimientos de liberación, a los países progresistas y aquellos que no comulgan con su filosofía de los dobles raseros sobre el tema de los Derechos Humanos, la historia de Cuba todavía sangra por las heridas dejadas por la agresión mercenaria por Playa Girón en abril del año 1961.

 

 No es un secreto que desde el mismo triunfo de la Revolución encabezada Fidel, el Primero de Enero de 1959, comenzó una política de desgaste contra la economía de la nación y una horrible saga de sabotajes, atentados y acciones terroristas por parte de Estados Unidos y sus lacayos.

Documentos desclasificados y declaraciones de importantes personalidades vinculadas a la política norteamericana, demuestran sin lugar a dudas la participación directa de ese país en la invasión mercenaria.

 Hoy a 62 años de aquella siniestra agresión cabe preguntarse ¿Qué derecho tenía Estados Unidos para sembrar de muerte el suelo cubano y regar con sangre inocente la tierra noble que los vio nacer?

A la luz del Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario las acciones de terrorismo de estado, practicadas contra la pequeña ínsula, constituyen crímenes de guerra, aunque por la ilógica  lógica de la fuerza, los principales criminales nunca pagarán por sus acciones, nadie los ha podido sentar  aún en el banquillo de los acusados, no obstante estar confesos.   

Llama la atención de que a pesar de la existencia de numerosas normativas internacionales y regulaciones  referente a los conflictos entre las naciones, de los cuales incluso Estados Unidos es parte, eso no les ha impedido conspirar sin descanso  para derrocar, por cualquier vía, al gobierno constitucional de Cuba.

 La invasión por Playa Girón en el año 1961 es un  vivo ejemplo.

Según normativas internacionales vigentes, las partes en conflicto deberán notificar la declaración de guerra antes del inicio de la intervención armada, la agresión y el desembarco de los grupos mercenarios en territorio insular constituye una muestra palpable del irrespeto estadounidense  hacia las leyes internacionales.

Previo a esa acción, y como parte de la preparación para la cobarde agresión,  el 15 de abril fueron bombardeados sorpresivamente los aeropuertos militares de Ciudad Libertad y de San Antonio de los Baños;  así como el aeropuerto civil de Santiago de Cuba, todo ello en franca violación del Artículo Primero de la Convención relativa al rompimiento de las hostilidades, rubricado en La Haya el 18 de octubre del año 1907, la cual obliga a los países en conflicto a emitir una notificación previa al rompimiento de las hostilidades.

El poderoso vecino del norte quebrantó también el Reglamento relativo a las leyes y costumbres de la guerra terrestre,  adoptado igualmente en La Haya en igual fecha,  que prohíbe, amparado por Convenciones especiales, el uso indiscriminado, entre otros, del pabellón nacional o las insignias militares y el uniforme del enemigo…  ¿Acaso alguien olvida que los aviones mercenarios volaron bajo el falso ropaje de las Fuerzas Armadas Cubanas y los signos patrios de la nación?

 

¿Desconocía Estados Unidos la legislación internacional con la cual se comprometió en el año 1955, o simplemente y de la manera más burda se valió de esos artilugios  para tratar de sembrar la duda acerca de los verdaderos protagonistas del hecho y generar  con ello desesperación en el pueblo?

La historia no miente. Quienes aún tengan dudas pueden buscar esos documentos y constatar que con la invasión del año  1961, el gobierno norteamericano pisoteó  todas las legislaciones opuestas a la guerra secreta y terrorista, así como el articulado que prohíbe atacar o bombardear ciudades, aldeas, habitaciones o edificios que no estén defendidos.

  Las imágenes de aquellos días no mienten. Las armas yanquis dañaron edificaciones civiles y masacraron  a ancianos, mujeres y niños. Invito a navegar por las redes sociales y a buscar aquellos medios de transporte de la Cruz Roja- debidamente señalizados y en cumplimiento de su función humanitaria- salvajemente ametrallados por los mercenarios.

 Los victimarios quizás ni lo sabían pero sus amos imperiales eran conscientes de que con esa acción violaron el primer Convenio de Ginebra.

 Año 2023,  a la distancia de más de seis décadas de la agresión armada de Girón, que culminó con la primera gran derrota del imperialismo en la América Latina, los tambores de la guerra truenan con fuerza y el peligro de una conflagración nuclear es cada vez en más cercano.

 Sobre Cuba pesa el reforzamiento del férreo bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el imperio mientras la subversión, financiada por los enemigos de siempre, apuesta por rendir de hambre y enfermedades al pueblo, sin embargo, tal como se hizo en Girón, la unidad en torno a la Revolución se muestra sólida e inquebrantable. Y eso hace a Cuba invencible.

Etiquetas
#GironDeVictorias
Fuente
Enrique Valdés

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