Mi Fidel de siempre

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MINJUS
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Temprano en la mañana recorrí las calles de mi barrio. Pasé por el parque donde cada 13 de agosto el verdor de su arboleda disfruta de esa alegría infantil que contagia a las personas de hasta la tercera edad y me senté en unos de los remodelados bancos para respirar la tranquilidad que emana del sitio.

 Recordé entonces algunos de los pasajes de mi ya lejana infancia cuando mis padres y abuelos un día como hoy, solían llevarnos para participar de los festejos por el cumpleaños de nuestro eterno Comandante en Jefe.

 De ellos heredé la tradición que continúe primero con mis hijos y ahora con los nietos porque para los buenos cubanos esta fecha es inolvidable.

 Algunos que otros trasnochados cuestionan la continuidad de la celebración y eso es lógico, quienes adversan a Fidel lo prefieren muerto, quisieran borrar su historia y barrer décadas de amor patrio, de dignidad, de independencia.

 Sin embargo, para la inmensa mayoría de los cubanos de esta generación casi de hierro, forjada en las difíciles circunstancias de una guerra económica que pretende destruirnos como nación y borrar de un plumazo la rebeldía, sabemos que Fidel es sobre todo un símbolo y los símbolos sobreviven a su tiempo.

 Sentado en este banco del parque que comienza a llenarse de niños y adultos y alejan la paz de hace unos instantes, confieso que no me acostumbro a la idea de no verlo llegar a los sitios, de escuchar sus aleccionadoras palabras, de verlo como siempre desafiar al imperio más poderoso del mundo con la convicción plena en la victoria.

Corren días difíciles. Los mismos que desde hace décadas nos agreden, confían en el cansancio del pueblo y apuestan a quebrar desde dentro los principios de la Revolución que encabezó nuestro Líder Histórico. Son aquellos que no quieren que celebremos el aniversario 97 del nacimiento de uno de los más importantes cubanos de nuestra historia patria: Fidel Castro Ruz

 Por eso es tan importante y enaltecedor constatar cómo niños que nunca tuvieron la oportunidad de verlo y sentirlo físicamente en toda su grandeza, se dan cita en los barrios, acompañados de sus padres y abuelos, porque eso garantiza la continuidad de la obra.

 Festejar el cumpleaños de Fidel es otra de las maneras de mantenerlo vivo, como no lo quieren sus adversarios, cantarle felicidades en plazas y parques no es adorar la imagen fría de un ser inanimado, sino elevarlo aún más si se pudiera, en su largo viaje hacia la eternidad.

 Ya casi no puedo seguir reflexionado, la realidad que ahora me circunda se sienta a mi lado e, impacientemente me pregunta cuando va a empezar la fiesta abuelo. Entonces cierro la gaveta de mis recuerdos y me apresto a cantar por mi invicto Comandante en Jefe.

Etiquetas
Fidel Por Siempre
Fuente
Enrique Valdés

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