Pasaje después de las elecciones

Después de conocido los resultados de las elecciones parlamentarias cubanas del año 2023 las noticias y comentarios han inundado las redes sociales.

 Los cubanos que aman su Revolución celebran la victoria. Los adversarios rebuscan “argumentos” para desacreditarla. De ellos no se esperaba menos.

 Y es que ni los alabarderos de la mal llamada prensa independiente, ni la de los medios de desinformación masiva al servicio imperial esperaban que casi el 76 por ciento de los cubanos acudieran a las urnas después de una despiadada guerra mediática y de la agudización del bloqueo económico, financiero y comercial que pretende rendir por hambre y enfermedad al pueblo cubano.

 Desde mi “privilegiada” posición de delegado tuve la oportunidad de escuchar a las personas, conocí de amigos que simplemente decidieron no acudir a las urnas y a otros, que sin adversar el proceso revolucionario, decidieron mandar el mensaje del voto de castigo como un llamado de atención a dificultades -algunas de carácter subjetivo- que urgen atender y resolver en la medida de lo posible.

 Sin embargo, a días de culminado esa etapa eleccionaria, la vida en Cuba sigue su curso. Ninguno de los que decidió no votar ha sufrido asedio o persecución ni está sujeto a represalias administrativas en su centro de labor o estudio.

 Mi presidenta de Consejo Popular, ahora devenida diputada, recorre normalmente las circunscripciones y apenas puede avanzar unos metros antes de que alguno de sus electores la aborden, o bien para felicitarla o solo con el fin de hacerle llegar algún planteamiento o queja. Y ella, en esos encuentros casuales, se nutre de la savia popular de una población que ama su terruño y quiere mejorarlo.

 En algunas publicaciones de las redes sociales he visto infografías con información que pretende apoyar el punto de vista de la pérdida de apoyo popular al proceso, y eso es una manipulación de las más burdas, pues cualquier análisis serio y desprejuiciado, partiría de las causas y condiciones en las cuales se originaron cada una de ellas.

 No obstante, ninguna publicación hace referencia al costo económico y social que significó el enfrentamiento con éxito a la pandemia de la COVID-19, pese a la pública oposición de los gobiernos de turno de la Casa Blanca, y mucho menos a los efectos de una crisis económica global agudizada ahora por el conflicto en Ucrania.

 Y que decir de las consecuencias del bloqueo contra Cuba y las acciones criminales de las administraciones norteamericanas para recrudecerlo.

Un análisis que obvie el contexto en que un hecho histórico se desarrolla, es superficial, parcializado y poco creíble.

 Sabemos que la sola elección del nuevo parlamento cubano, por sí sola, no va a resolver los problemas, pero de lo que no cabe duda es que, con la calidad de los representantes, avalados por el voto mayoritario de su pueblo, están creadas las condiciones para avanzar hacia metas superiores.

 Por eso la mayoría de los cubanos no se dejaron confundir y acudieron a las urnas. Esa es la verdad, aunque a los asalariados del imperio y a sus amos les duela.