“Profesionalidad: un valor propio de los mejores”

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DIRECCIÓN GENERAL DE NOTARÍAS Y REGISTROS PÚBLICOS

                                    NOTA INFORMATIVA  3

A TODOS LOS NOTARIOS Y REGISTRADORES DEL SISTEMA DE JUSTICIA

Compartimos con ustedes las siguientes reflexiones, de las que hemos extraído los fragmentos más importantes,  aportadas por Francisco Alea, Director de Planificación y Organización del MINJUS,  que contribuyen a nuestra autopreparación como servidores públicos:

        “Profesionalidad: un valor propio de los mejores”

Los trabajadores excelentes demuestran un profundo respeto por su trabajo, lo vivencian comprometidamente, sienten que tienen una importante responsabilidad que cumplir y la cumplen. 

Invariablemente, triunfen o no se les deje destacar, sean tenidos en cuenta o no sean reconocidos, ganen mucho o perciban un salario menor, se caracterizan, sin excepción, por ser profesionales de primer orden

Pericia, aplicación, seriedad, honradez y eficacia.   Cinco atributos que aluden a los siguientes conceptos: perfil competencial, saber hacer, actitud positiva, comportamiento ético y obtención de resultados

Cuando se  enfoca el trabajo como un reto personal, como un compromiso que le implica a uno, como una misión que compete a la autoestima del sujeto resolver; cuando se tiene la visión de que en la propia actividad laboral uno se juega su reputación y que es en ello donde reside la percepción de su saber hacer, que va en ello la consideración de su valía profesional, entonces el trabajo bien hecho se convierte en un desafío cuya culminación diaria conlleva satisfacción y proporciona una experiencia que brinda la oportunidad de sentirse bien con uno mismo.

Los profesionales de primera línea tienen claro que la fidelidad se la deben, ante todo, a ellos mismos, a su recto e informado parecer. 

Hay hechos en los que no se debe participar, como cuando le proponen a uno ser el ejecutor de asuntos torcidos o, a menor escala, retorcidos. Difícilmente se podrán asumir compromisos con los otros si uno no se respeta, si, por conservar un empleo, se malvende la autoestima o se pierde la reputación. Una cosa es segura, es difícil que nos podamos engañar a nosotros mismos, a pesar de que siempre cabe la posibilidad de que podamos adormilar nuestra conciencia. Sin embargo, esta estratagema no da buen resultado. El falsario suele permanecer en vilo, su temor es una constante, la inseguridad cercena su aplomo y, antes o después, la componenda sale a relucir.

Olga Lidia Pérez Díaz

Directora General                                                                                                     

 

lp/minjus

 

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