Intervención del Ministro de Justicia Oscar Manuel Silvera Martínez en el segmento de Alto Nivel para la firma de la Convención de las NNUU contra la Ciberdelincuencia.
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Excelencias, distinguidas personalidades, delegados y delegadas,
Es un alto honor para la República de Cuba participar en esta solemne ceremonia y suscribir, en nombre de nuestro pueblo y gobierno, la "Convención de las Naciones Unidas contra la Ciberdelincuencia; fortalecimiento de la cooperación internacional para la lucha contra determinados delitos cometidos mediante sistemas de tecnología de la información, las comunicaciones y para la transmisión de pruebas en forma electrónica de delitos graves". Este acto representa un paso crucial en la construcción de un marco jurídico multilateral indispensable para gobernar un área tan vital y compleja como lo es el ciberespacio.
Cuba acoge con satisfacción la adopción de este instrumento, fruto de arduas negociaciones, y lo considera una herramienta necesaria para fortalecer la cooperación internacional en la prevención y el combate contra los delitos cometidos a través de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC). Sin embargo, no podemos dar por agotado el camino.
Si bien la Convención constituye un importante paso para el combate de la ciberdelincuencia, aún no están reflejados en su texto temas tan importantes como el ciberterrorismo, el uso de sistemas informáticos para subvertir el orden constitucional de los Estados, entre otras manifestaciones delictivas del uso de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones.
Con el auge de la Inteligencia Artificial, se acrecientan los retos y desafíos a enfrentar, incluso en los delitos cometidos por organizaciones criminales transnacionales.
Las TICs son un motor para el desarrollo, la educación, la salud y el conocimiento; sin embargo, su uso malicioso representa una grave amenaza para la paz, la seguridad nacional y la estabilidad de los Estados. El ciberdelito, en sus múltiples formas, no conoce fronteras y exige una respuesta coordinada y enérgica de la comunidad internacional.
El auge de la ciberdelincuencia, incide negativamente en el desarrollo económico y social de nuestras naciones y conduce al aumento de manifestaciones como la corrupción, la violencia, el lavado de activos, el tráfico ilícito de drogas, la trata de personas, y el tráfico ilícito de migrantes y de armas. De ahí la responsabilidad compartida que nos corresponde en el enfrentamiento y prevención de estas problemáticas.
En este sentido, Cuba no ha permanecido inactiva. Nuestro país ha desarrollado un sólido andamiaje jurídico nacional para garantizar un ciberespacio seguro y al servicio del bienestar de nuestra sociedad. La Constitución de la República ampara el derecho de nuestros ciudadanos al acceso y uso responsable de las TIC, al tiempo que mandata al Estado a protegerlos de las vulnerabilidades de este entorno.
Bajo este precepto, hemos promulgado normas como el Decreto-Ley 35 de 2021, "De las Telecomunicaciones, las Tecnologías de la Información y la Comunicación y el Uso del Espectro Radioelectrónico", y sus resoluciones complementarias. Esta legislación establece un modelo de actuación para la gestión de incidentes de ciberseguridad, tipificando como incidentes de alta peligrosidad la difusión de noticias falsas, mensajes que atentan contra el orden constitucional y la promoción de la ciberguerra. A su vez, nuestro Código Penal sanciona con severidad los delitos informáticos, garantizando que quienes utilicen la tecnología para fines ilícitos enfrenten todo el peso de la ley.
Estas normativas nacionales no solo demuestran nuestro compromiso con la ciberseguridad, sino que están en plena consonancia con el espíritu y los objetivos de la Convención que hoy firmamos.
Excelencias,
Esta Convención debe ser una herramienta para la cooperación genuina, no para la injerencia. Cuba defiende y defenderá siempre que la colaboración internacional en esta materia debe fundamentarse en el estricto respeto a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, en particular, la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en los asuntos internos y la integridad territorial.
No podemos obviar que, lamentablemente, el ciberespacio es también utilizado como un teatro de operaciones para llevar a cabo actos de agresión y guerra no convencional contra Estados soberanos. Cuba ha sido y es víctima de un uso hostil y políticamente motivado de las plataformas digitales, orientado a subvertir nuestro ordenamiento interno, incitar a la violencia y desestabilizar el país. Este tipo de acciones debe ser categóricamente rechazado por la comunidad internacional.
Asimismo, es imposible hablar de una lucha eficaz y equitativa contra la ciberdelincuencia sin denunciar el impacto de las medidas coercitivas unilaterales. El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, así como la inclusión de nuestro país en la ilegítima lista de países patrocinadores del terrorismo limita gravemente nuestro acceso a tecnologías, software, plataformas y capacitación. Esta política no solo viola el Derecho Internacional, sino que crea una brecha digital que nos hace más vulnerables a las ciberamenazas. Una verdadera cooperación global contra el ciberdelito es incompatible con la existencia de bloqueos y sanciones que impiden a los países fortalecer sus capacidades de defensa.
Al estampar nuestra firma en esta Convención, la República de Cuba reafirma su compromiso con el multilateralismo y con la construcción de un ciberespacio de paz, seguro, resiliente y al servicio del desarrollo sostenible de nuestros pueblos. Lo hacemos con la convicción de que solo mediante una cooperación transparente, inclusiva y respetuosa de la soberanía podremos enfrentar con éxito los desafíos de la era digital.
Confiamos en que la implementación de este tratado se convierta en un pilar efectivo para la justicia y la seguridad global.
No quisiéramos finalizar sin antes transmitir nuestra felicitación al pueblo y autoridades vietnamitas por acoger esta importante y trascendental ceremonia, y por su trabajo para que fuera posible; asimismo, a los representantes de la Federación de Rusia, que han dedicado importantes esfuerzos para que nos encontremos hoy aquí. En nombre del Presidente de mi país compañero Miguel Díaz Canel Bermúdez le reitero la gratitud a Vietnam.
Muchas gracias a todos


























