Primera Declaración de La Habana Vigencia de la actividad injerencista de Estados Unidos contra Cuba

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Cuba
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Hace hoy 61 años que la Asamblea General Nacional del pueblo de Cuba, convocada por el líder de la Revolución el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, aprobó el viril documento que pasó a la historia como la Primera Declaración de La Habana.

 Ese 2 de septiembre del año  1960 más de un millón de cubanos, reunidos en la Plaza de la Revolución José Martí, respondieron al llamado de Fidel para condenar la desvergonzada  Declaración de San José de Costa Rica que sancionó a la Isla por su irrenunciable decisión de ser libres sin injerencia yanqui.

 Tras la prostituida declaración, emanada de la también prostituida Organización de Estados Americanos (OEA), se allanó el camino para la agresión armada auspiciada por la Agencia Central de Inteligencia norteamericana  (CIA) por sus siglas en  inglés, mientras los países cómplices se repartían unos 600 millones de dólares aportados por el amo norteamericano.

 La respuesta de la Mayor de las Antillas no se hizo esperar. De la voz de su líder se escuchó condenar, en una extensa y viril proclama compuesta por nueve acápites, la injerencista Declaración de San José de Costa Rica;  la intervención “abierta y criminal” de Estados Unidos sobre los pueblos del continente y la usurpación de buena parte de sus territorios y recursos naturales.

 Fidel denunció sin tapujos, como siempre, el intento estadounidense de preservar la llamada Doctrina Monroe para mantener su dominio sobre los pueblos americanos y desmintió las patrañas de que la ayuda a  Cuba por parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de la República Popular China pretendieran en ningún momento quebrar la unidad continental ni poner en peligro la paz del hemisferio, entre otros muchos aspectos.

El aniversario de la Primera Declaración de La Habana llega en momentos en los cuales el gobierno de Estados Unidos tensa las cuerdas de las maltrechas relaciones bilaterales, aumenta el criminal bloqueo económico, financiero y comercial contra el archipiélago de la libertad e impulsa una guerra de cuarta generación con el fin de destruir a través de las redes sociales lo que nunca han podido lograr por ninguna otra vía.

 La sumisión de algunos gobiernos del continente, el apoyo interesado de medios al servicio de la contrarrevolución y  la participación de mercenarios digitales y nada independientes, procuran crear un clima parecido al que propicio la invasión yanqui por Girón.

 Sin embargo es bueno no olvidar la historia. Si ante un zanjón hubo un Baraguá; y una Declaración de La Habana en respuesta a un documento traidor e injerencista, también habrá otras respuestas, tan contundentes como aquellas, para quien intente derrocar a la Revolución  y desviar el rumbo escogido por su pueblo.

Etiquetas
Primera Declaración
Fuente
Enrique Valdés

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